La primera vez que Bill Toms y Marc Reisman estuvieron de gira por España fue a finales de los 90, acompañando a los legendarios Joe Grushecky and The Houserockers, que acababan de publicar el aclamado álbum American Babylon. American Babylon fue producido por Bruce Springsteen, quien ya les advirtió de que los seguidores españoles eran de los mejores del mundo, y de que sentían y entendían de verdad el poder del rock and roll. Desde su primer concierto en España, Bill y Marc sintieron que las palabras de Springsteen eran ciertas.
Bill y Marc han vuelto a España muchas veces desde entonces, y han dado conciertos en Madrid, Barcelona, Valencia y en muchos otros sitios. Y, siempre que vienen, la belleza del paisaje y la pasión de la gente les sigue fascinando e inspirando. Con cada gira, los vínculos de Bill y Marc con esta parte del mundo se hacen cada vez más fuertes. Han hecho grandes amistades tanto entre sus seguidores como con otros músicos. De hecho, la armónica de Marc suena en Vendeval, el nuevo disco de la banda madrileña Los Madison, y Marc y Bill están deseosos de que surjan nuevas colaboraciones como ésta.
La evolución de Bill Toms le ha llevado a ser uno de los mejores recitadores en el mundo de la música actual, siendo sin duda ninguna la reencarnación musical de los antiguos trovadores. Con una guitarra, un bolígrafo y su pasión por compartir, Bill conecta con el público mientras junta las tradiciones musicales del blues, el soul, el rhythm & blues, el folk, y el country. Su don para crear música y contar historias, y su instinto para escribir canciones que llegan al fondo del alma, hace que sus seguidores siempre vuelvan a por más.
El periplo musical de Marc comenzó en 1973, cuando dos chavales le pararon en plena calle para preguntarle: “Señor, ¿quiere comprar una armónica?”. Marc no lo dudó, y dijo: “Sí”. Y ese fue el primer paso del camino que le ha llevado por todos los Estados Unidos y por todo el mundo. Ahí comenzó su inmersión en el blues, siendo sus primeras y mayores influencias Little Walter, Sonny Boy Williamson y la música de Muddy Waters. Después de tocar con multitud de bandas de blues, rock and roll, y R&B, acabó aterrizando en los Iron City Houserockers (que con el tiempo vinieron en llamarse Joe Grushecky and The Houserockers), con los que aprendió la belleza y el arte de tocar canciones originales.
Además de Bruce Springsteen en American Babylon, los discos de The Houserockers han contado con productores como Steve Van Zandt (miembro de la E Street Band de Springsteen) o Steve Cropper (guitarrista de Booker T and the MG’s y de los Blues Brothers, además de ser coautor con Otis Redding de “Sitting on the Dock of the Bay”). Aquellos discos,y los directos de la banda, situaron a Marc en lo más alto de la lista de intérpretes de armónica del mundo del rock and roll.Bill se unió a Joe Grushecky and The Houserockers como primer guitarra en 1987. El meteórico ascenso de la banda en la escena musical les permitió ir de gira repetidas veces por los Estados Unidos y Europa, compartiendo escenario y tocando con una larga e impresionante lista de eminencias, tales como The Band, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Little Feat y Stevie Ray Vaughn. Durante su carrera de veinte años a la guitarra y a los coros con The Houserockers, Bill grabó seis álbumes de estudio y un directo, incluyendo el American Babylon producido por Bruce Springsteen.
Marc opina de Bill y de sus canciones: “Bill es uno de los mejores compositores y uno de los intérpretes más sentidos que conozco. Escribe desde el fondo del corazón y del alma, y cada vez lo hace mejor. Sus canciones siempre son fuente de inspiración, y un reto, ya que no encajan en ninguna categoría concreta; más bien surgen del gran crisol de culturas que es la música norteamericana: blues, soul, rock and roll, R&B y country. Si a todas esas canciones les sumas el talento interpretativo de Bill, el resultado es un directo con una intensidad emocional y una energía excepcionales”.
Y Bill opina de Marc: “Marc y yo nos conocemos de toda la vida, y puedo decir que es un músico muy minucioso. Cuando toca, elabora todo un marco para la canción, dándole textura y color; no tiene nada que ver con otros intérpretes, y desde luego no es lo habitual en un intérprete de armónica. También toca con un sentido muy agudo del ritmo. Por este motivo, cuando tocamos como dúo de guitarra y armónica, nuestro sonido es mucho más amplio de lo que te esperarías de un concierto acústico”.
Pittsburgh, Pensilvania 2010